En 1936, ante el riesgo de bombardeo en Madrid, el gobierno republicano traslada la capital a Valencia y evacúa las obras del Museo del Prado. Los cuadros, incluida una versión de la Mona Lisa, son restaurados y protegidos en la nueva sede. Conforme las líneas del frente se acercan, un grupo de republicanos planea financiar su huida familiar mediante el robo y venta de arte. La guerra avanza rápidamente, aumentando la urgencia de ejecutar el plan antes de que sea demasiado tarde.