Dos arcas navegan por las aguas. En una, Noé cuida de los animales naturales; en la otra, el hechicero Shraé se ocupa de los monstruos que pueblan la noche. No obstante, para que los seres que viajan con Shrae puedan subsistir en el mundo que les aguarda, el arca de Noé también ha de sobrevivir. Así, cuando la embarcación de Noé se encuentra con problemas, los monstruos de Shrae se ven obligados a colaborar en secreto para que sus futuras presas lleguen a tierra firme.