Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) es una figura literaria central para comprender la literatura de horror en el siglo XX. Creó la corriente filosófica que hoy conocemos como horror cósmico, un tipo de pensamiento que entronca con la corriente del nihilismo de filósofos como Arthur Schopenhauer o Friedrich Nietzsche. Para Lovecraft, que vivió una vida generalmente entre sombras y fascinado por el lado más misterioso de la realidad, el ser humano sólo es una pequeña balsa a la deriva en un océano de inmensidad que es el universo, del que tanto desconocemos, incluso hoy en día.
En sus relatos podemos advertir una atmósfera fantasmagórica que era un elemento primordial en su estilo literario. Buen ejemplo de esto lo encontramos en algunos de sus relatos más influidos por dos escritores que admiraba profundamente: Edgar Allan Poe, su primer maestro literario y el noble irlandés Lord Dunsany, de quien adoptó la condición onírica de su obra. La influencia de Poe se deja advertir en relatos marcados por la profundidad psicológica del cuervo de Baltimore en El extraño, Las ratas en las paredes o La música de Eric Zahn. Igualmente, el estilo soñador de Lord Dunsany se aprecia en el conjunto de relatos que conocemos como el ciclo onírico de Lovecraft. Es el caso de Polaris, Los gatos de Ulthar o Celephaïs. Podemos advertir, además, elementos de la literatura gótica de la mano de Lovecraft, pero un goticismo bastante diferente al formulado por pilares del género como Ann Radcliffe (Los misterios de Udolfo), Matthew G. Lewis (El monje) o Charles Robert Mathurin (Melmoth el Errabundo). La atmósfera eminentemente gótica de la literatura del soñador de Providence, a diferencia de la presente en la literatura de estos autores dieciochescos, mira hacia las estrellas y el cosmos, y se estremece ante su inmensidad e inagotable misterio.
Es por esto que para el escritor de Providence sólo somos individuos débiles y azarosos, sobrepasados por potencias igualmente arbitrarias, pero mucho más poderosas e incognoscibles. Nos referimos, cómo no, al panteón de dioses que el caminante de Rhode Island desarrolló a partir de 1920 con relatos como Dagon y que culminó en otros paradigmáticos como La Llamada de Cthulhu, conformando de esta manera sus conocidos Mitos de Cthulhu al amparo de este relato relativamente fundacional y de un gran poder icónico debido al auge del personaje tentacular, el cual se acabó popularizando. Lovecraft merece ser descubierto por cualquier lector interesado por la literatura de horror y puede ser fácilmente considerado como uno de los grandes escritores del género de todos los tiempos.
Con una popularidad creciente, nos guste o no, la literatura del soñador de Providence parece que no deja de crecer, sumida en un proceso de constante revalorización con el paso de las décadas. No en vano, la ficción de Lovecraft y el horror cósmico como corriente estética y filosófica han acabado permeando muchas manifestaciones culturales además de la propia literatura, como el cine, la música, los videojuegos, la novela gráfica o los juegos de rol.
Carlos M. Pla
Editor de Aurora Dorada Ediciones, escritor e historiador del arte.
07/05/2019 para Manhattan Cómics Xátiva