Cress ha crecido siendo una prisionera. Su única compañía son las pantallas en las que trabaja, forzada por la reina Levana. Su misión ahora es rastrear a Cinder y a su cómplice, el emperador Kai.
A medida que sus caminos se van entrecruzando, conseguir la libertad parece algo cada vez más inalcanzable para Cress, Scarlet y Cinder.